I
Pequeña,
inmenso corazón.
Pequeña,
la luz de un pájaro.
Pequeña,
infinito Sol.
II
La tarde me trae recuerdo
la mañana aurora de luz
la noche poemas, misterio,
canciones,
luz del alba
¿qué tienes tú?
III
Mañana fruta dorada,
hoy, al alba, tan sólo flor,
eternamente, ¡la luz del Sol!
IV
La luz de tu mano
volvió la llave dorada.
La llave abre
la puerta de la sabiduría
-no la de los libros-
la del maestro
que ilumina con su faro,
la que surge del diálogo.
La llave se convirtió en oro
como toda una aurora
de noviembre.
CÉSAR ALFONSO VIÑAS
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